Hoy se celebra el Día  Internacional  del Sueño

Estudios internacionales señalan que cada vez dormimos menos horas y cada vez lo hacemos de peor manera. Esta falta de sueño afecta no solamente nuestro rendimiento durante la vigilia, sino que influye en nuestra salud psicofísica. En esa línea es que los expertos de OMS nos recuerdan hoy en el Día Internacional del Sueño que la salud está directamente asociada con el dormir, y que el insomnio está entre las patologías crecientes más preocupantes en el mundo.

Entre otros aspectos, los técnicos apuntan que el uso creciente de tecnologías hogareñas vinculadas al entretenimiento, y la mala alimentación nocturna, son causas importantes y cada vez más frecuentes en los problemas del sueño.

No dormir bien causa Envejecimiento cerebral

Las consecuencias más inmediatas son la somnolencia diurna, baja concentración e incapacidad para sentirse activo durante el día. Pero a la larga el insomnio puede traer deterioro en las funciones cognitivas debido a la afectación de la falta de sueño en el cerebro.

La falta de sueño tiene consecuencias directas sobre el cerebro y capacidad de afrontar el día a día como déficit de atención, alteraciones en el humor, falta de rendimiento, fatiga, entre otras limitaciones. Según un estudio publicado por la revista científica Sleep, alrededor de un 10-15% de las personas adultas padecen un deterioro del día por causa de los trastornos del sueño e insomnio.

Un estudio de las universidades de Oslo y Oxford señala que el insomnio crónico acelera el envejecimiento del cerebro, también altera su tamaño y disminuye el volumen cerebral. Las dificultades para conciliar el sueño están relacionadas con un descenso mucho más rápido de lo normal del volumen general del cerebro, siendo más grave en las personas mayores de 60 años.

Otros estudios indican que no dormir acelera la acción de las células encargadas de la limpieza cerebral, que acaban destruyendo tejido neurológico imprescindible. A largo plazo, el insomnio puede llegar a aumentar el riesgo e incluso desencadenar enfermedades neurológicas como el alzhéimer u otros trastornos, como aseguran Michele Bellesi y sus colegas de la Universidad Politécnica de Marche -Italia-.

La alimentación y el  insomnio

Grasas, embutidos, fritos y similares, producen fuerte secreción gástrica, incompatible con la conciliación del sueño en general. Los alimentos con altos niveles de triptófano, como bananas, avena, leche y almendras, fabrican serotonina, la hormona de la felicidad que contribuye a disminuir los niveles de estrés y nerviosismo, colaborando en el sueño. Los productos integrales se recomiendan.

El Instituto de Biomedicina de la Universidad de Helsinki, concluyó un informe donde pauta además que quienes duermen menos horas que lo debido, tienen alta tendencia a consumir más alimentos “chatarra”, ricos en grasas y carbohidratos industrializados. Y con ello a aumentar de peso.

Tabaquismo y trastornos del sueño

Los especialistas recuerdan que los fumadores de tabaco tienen alto índice de insomnes, hasta un 55% más que quienes no fuman. Además su sueño es de “menor calidad” en tanto suelen despertarse en la noche debido a las irritaciones en sus vías aéreas, que provocan apneas y despertares bruscos con ahogos. Las apneas de sueño incrementan el riesgo de padecer hipertensión arterial, arritmias, enfermedades coronarias e insuficiencia cardiaca y ataques cerebrales.