Con motivo del Día del Ahorro, y como resultado de diversas encuestas, Condusef dio a conocer que 6 de cada 10 personas adultas en nuestro país (casi 42 millones) no llevan un registro de sus gastos mensuales y, de los que sí lo llevan, el 64% lo hace de manera mental; por tal motivo, al final del mes muchos tendrán que recurrir, en el mejor de los casos, al guardadito, o bien pedir prestando a los amigos o familiares para salir de los compromisos no planeados, incluso recurrir al empeño.

No contar con un presupuesto mensual, hace más difícil la práctica del ahorro, pues al no formar este concepto parte de una meta o variable que debe ser alimentada con una porción de los ingresos de la familia, será muy difícil que el esfuerzo y voluntad de ahorrar permanezca en el mediano plazo.

Adicionalmente existe otro inconveniente a considerar; el 44% de los que sí ahorran lo hacen a través de mecanismos no formales, es decir, con esquemas diferentes a los ofrecidos por las instituciones financieras, entre los cuales los más comunes son guardar en casa dinero en efectivo (65%) o participar en tandas (32%), con los riesgos que ello implica.

Una encuesta realizada el año pasado por la Asociación Mexicana de Afores (AMAFORE) confirma que las y los jóvenes siguen pensando como las generaciones anteriores, y no es que esté mal esto en sí mismo, pero los efectos colaterales que provoca son desalentadores, porque no tienen la preocupación por formar un ahorro desde ahora, que les permita alcanzar una vejez más tranquila y cómoda. No está en sus planes el ahorro.

Desde otra perspectiva, también se puede decir que, después de 20 años del Sistema de Ahorro para el Retiro, las personas adultas con cuenta individual no han hecho suyo este ahorro y por lo mismo no lo valoran en su real dimensión, lo ven distante, ajeno, o lo sienten como una obligación. Por ello, cuando se les pregunta cómo ahorran, contestan de distintas formas, pero pocos se refieren al ahorro para el retiro.

Hoy podemos decidirnos a ahorrar con el propósito de estar mejor preparados para enfrentar una urgencia económica, esto es, que tengamos un ahorro previo del cual echar mano, sin que ello implique desestabilizar nuestro gasto y vida normal.

Para empezar a ahorrar toma en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Haz un presupuesto mensual, así sabrás cuánto ganas, cuánto gastas y cuánto puedes ahorrar.
  • Aprende a distinguir entre necesidades y deseos, así evitarás compras innecesarias.
  • Establece metas para tu ahorro: divídelas en corto, mediano y largo plazo.
  • Antes de dejar tu dinero en alguna institución, verifica que esté debidamente autorizada y regulada por las autoridades.
  • Compara y elige la institución financiera que te ofrezca la cuenta de depósito con mayor tasa de interés y te cobre menos comisiones.
  • Revisa que la institución que elijas tenga una sucursal cerca de tu casa o trabajo para evitarte complicaciones.
  • Lee bien el contrato completo antes de firmar, así sabrás las condiciones a las que te atienes. Si tienes dudas, pregunta.
  • Designa beneficiarios de tus cuentas de depósito. Ellos recibirán el dinero si llegaras a faltar.