¿Por fin te decidiste a dar el paso del ahorro a la inversión? Piénsalo dos veces antes de hacerlo a través de un pagaré tradicional.

Muchas personas se deciden por este instrumento, más por desconocimiento que porque realmente sea la opción que más les conviene.

¿Qué tiene de bueno? Cuando metes tu dinero a un pagaré, no puedes retirarlo hasta que venza, entonces, si eres una de esas personas que no puede tener el dinero disponible porque se lo gasta, el pagaré puede servirte. Pero si aspiras a hacer crecer tus ahorros, definitivamente tienes que considerar otras opciones. ¿Por qué? Aquí te explicamos algunas razones.

Poca flexibilidad para beneficiarse del entorno

Los pagarés tienen poca flexibilidad para beneficiarse de los cambios en el entorno económico y financiero. Seguramente has escuchado que las tasas de interés van al alza. No nos vamos a meter en cosas técnicas, pero sí hay que saber cómo el entorno afecta tu bolsillo.

La tasa objetivo del Banco de México funciona como una referencia para muchas cosas, entre ellas, las inversiones. Cuando sube, el rendimiento de varios instrumentos de inversión también sube. ¿Qué tipo de instrumentos? Por ejemplo, los bonos que emite el gobierno.

Los pagarés no necesariamente reflejan esas alzas por dos razones: primero, porque ahí, el que decide cuánto te quiere pagar es el banco. Y segundo, porque la tasa que contratas generalmente es fija. Entonces, los clientes que contratan un pagaré a tasa fija pierden la oportunidad de beneficiarse del aumento de tasas en otro tipo de instrumentos.

La inflación

¿Te acuerdas cuando un billete de 200 pesos te alcanzaba para comprar más cosas? Eso pasa por la inflación. Invertir te ayuda a conservar el poder adquisitivo de tus ahorros, pero cuando lo haces en algo que te da una tasa menor a la inflación, tu dinero sigue perdiendo. Hoy, algunos pagarés de las instituciones financieras más grandes del país ofrecen rendimientos desde 2.2%, cuando la inflación en el último año ha sido de 4.7%.

El proceso de la contratación

La mayoría de las instituciones financieras tienen todavía un proceso muy tradicional de contratación y es necesario visitar la sucursal para obtener información más detallada y abrir el contrato.

¿Qué alternativas hay?

Los fondos de inversión son una de ellas. Un fondo es un mecanismo en el que muchas personas meten su dinero para comprar instrumentos que sería muy difícil comprar de manera individual.

Ningún fondo puede garantizar rendimientos, pero sus gestores tienen la capacidad de reaccionar al entorno (como el alza de tasas) y vender lo que tengan que vender o comprar lo que tengan que comprar para obtener beneficios (siempre dentro de los parámetros establecidos por el mismo fondo y las autoridades que lo regulan).

Fuente: PIGGO