Para un emprendedor o startup, buscar capital sin perder el control de su empresa, o cómo elegir un crédito bancario adecuado para crecer, son cuestiones primordiales.

Antes que nada, hay que saber distinguir entre crédito y capital. El crédito se tiene que pagar, y tiene un costo o tipo de interés. Requiere de algún tipo de garantía.

Por su parte, el capital se distingue del crédito en que este no se tiene que devolver, si bien es cierto que tiene un costo, ya que hay que ceder una parte de la empresa.

Los expertos apuntan a que hay que tener en cuenta que, mediante el capital, no se busca simplemente dinero sino un socio para iniciar un proyecto de emprendimiento.

A la hora de pedir un crédito, el mayor problema es su devolución. Si no se responde al crédito, se pierde la garantía. Esto supone que, a menos que se cuente con una buena planificación a nivel financiero, se puede acabar sirviendo a la institución a la que se debe el préstamo.

El crédito lo otorgan las Sofomes (Sociedad Financiera de Objeto Múltiple), Sofipos (Sociedad Financiera Popular) y Banca (comercial, patrimonia, privada y gobierno).

Por otro lado, el capital presenta la desventaja de que, a fin de cuentas, se está cediendo un porcentaje de la empresa, y esto supone perder igualmente cierto poder de decidir. Pero entre las características de un emprendedor se encuentra la mentalidad ahorradora, y se presume que este ha de saber manejar los inconvenientes relacionados. Y lo otorga el Gobierno (fondo perdido), Amigos y Familia, Fondos de capital semilla, Fondos de capital emprendedor.

No se puede asegurar que el crédito o el capital sea mejor uno que el otro, pues todo depende de las necesidades que tiene la organización y el emprendedor mismo y son muchas las ventajas y desventajas de cada opción.