En mis varios años hablando de finanzas, he visto a miles de personas fracasar en su intento de ahorrar. ¿Saben por qué? Porque intentan tratar a su cartera como si fuera una dieta de pura lechuga: prohíben todo, se castigan y, a la primera provocación, se dan un atracón de gastos que los deja peor que antes.
Muchos me dicen: “Gianco, es que tú quieres que deje de vivir”. ¡Para nada! Yo soy el primero en disfrutar un buen cafecito o unos tacos al pastor saliendo de trabajar. El problema no es el taco; el problema es que el taco no estaba invitado en tu planeación financiera.
El error del «Para eso trabajo»
Cuando pasas frente al puesto, hueles el adobo y dices: “¡Dame cinco, para eso trabajo!”, estás usando una frase de alivio inmediato que te va a causar un dolor de cabeza crónico. Ese gasto «impulsivo» es el que desajusta la renta, la luz o la mensualidad de la tarjeta.
No se trata de no comer, se trata de dejar de mentirte. Si trabajas mucho, te mereces disfrutar, pero te mereces disfrutar con paz mental, no con remordimiento al ver el saldo del cajero al día siguiente.
¿Qué es el Presupuesto del Antojo?
Es muy simple: es darle permiso a tu dinero para que se divierta.
Si tú sabes que cada semana te gastas $300 en «chucherías», salidas o el café de la mañana, ¡ponlo en tu presupuesto! No lo escondas. Al asignarle una cantidad fija al antojo, pasan dos cosas mágicas:
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Eliminas la culpa: Cuando te comes ese taco, sabes que ya estaba pagado desde el lunes.
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Pones un límite: Si el jueves se te acaba el «presupuesto del antojo», el viernes ya sabes que te toca comer en casa. Así de sencillo.
Cómo armarlo hoy mismo
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Identifica tu debilidad: ¿Es el café, el refresco, la torta de la esquina o las compras por internet de medianoche? Sé honesto contigo mismo.
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Ponle una cifra real: Suma cuánto te gastas en eso a la semana. Te vas a asustar, pero es necesario.
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Separa el dinero: El día que cobres, aparta esa cantidad en efectivo o en una cuenta aparte. Ese es tu «dinero de guerra» para antojos.
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Si se acaba, se acabó: Esa es la regla de oro. Si te lo gastaste todo el lunes, el resto de la semana la disciplina manda.
El consejo del experto
El ahorro no es privación, es posposición del placer. Si hoy controlas el presupuesto del antojo, mañana tendrás presupuesto para un patrimonio.
No dejes que un antojo de cinco minutos te robe la tranquilidad de todo un mes. Aprende a disfrutar con orden, porque el que se administra bien, siempre tiene para un taco extra sin tener que pedirle permiso al Buró de Crédito.