El alto costo de ser cuidadora en México: un trabajo invisible sin remuneración

En México, al igual que en muchas otras sociedades del mundo, las mujeres asumen de manera desproporcionada la responsabilidad del trabajo de cuidado no remunerado. Este trabajo incluye una amplia gama de tareas, como el cuidado del hogar, los niños, los enfermos y los adultos mayores. Si bien este trabajo es fundamental para el funcionamiento de las familias y la sociedad en su conjunto, a menudo se pasa por alto, no se valora y no se remunera.

Un costo económico y financiero significativo

Las mujeres que dedican tiempo al trabajo de cuidado no remunerado enfrentan una serie de costos económicos y financieros. Entre los más importantes se encuentran:

  • Pérdida de ingresos: Al no poder participar plenamente en la fuerza laboral remunerada, las mujeres cuidadoras pierden ingresos y oportunidades de desarrollo profesional. Esto las coloca en una situación de desventaja económica en comparación con los hombres, lo que limita su acceso a recursos y servicios básicos.
  • Gastos adicionales: El cuidado de los dependientes puede generar gastos adicionales en guarderías, servicios domésticos, atención médica y otros servicios. Estos costos pueden ser una carga financiera significativa para las familias, especialmente para las de bajos ingresos.
  • Reducción del ahorro y la inversión: Al tener menos ingresos y más gastos, las mujeres cuidadoras tienen menos capacidad para ahorrar e invertir para el futuro. Esto las hace más vulnerables a la pobreza en la vejez y a otras dificultades financieras.
  • Impacto en la salud: El trabajo de cuidado puede ser física y emocionalmente agotador. Las mujeres cuidadoras tienen un mayor riesgo de padecer problemas de salud física, como estrés, ansiedad, depresión y enfermedades crónicas.

Un trabajo invisible de gran valor

A pesar de los altos costos que implica, el trabajo de cuidado no remunerado que realizan las mujeres es de gran valor para la economía y la sociedad. Se estima que el valor del trabajo de cuidado no remunerado en México equivale a un porcentaje significativo del PIB. Sin este trabajo, las familias y el Estado tendrían que asumir un costo mucho mayor para el cuidado de los dependientes.

De acuerdo con el INEGI, en 2022, el valor económico de las labores domésticas y de cuidados no remuneradas en México fue de 7.2 billones de pesos, lo que equivale al 24.3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Las mujeres aportaron 2.6 veces más valor económico que los hombres por el tiempo que dedicaron a estas labores en 2022. En 2021, los hombres dedicaron 26.5 de cada 100 horas a las labores domésticas y de cuidados, mientras que las mujeres adultas y adolescentes llevan la mayor carga de trabajo del hogar no remunerado. 

De los 13.9 millones de mujeres de 12 años y más ocupadas en la actividad económica, 11.2% son trabajadoras domésticas, mientras que de los 26.4 millones de hombres ocupados, menos de 1% trabaja en actividades domésticas.

Un llamado a la acción

Es necesario que se reconozca y valore el trabajo de cuidado no remunerado que realizan las mujeres. Esto se puede lograr a través de una serie de medidas, como:

  • Promover la corresponsabilidad en el cuidado: Es importante que los hombres asuman una mayor parte de las responsabilidades de cuidado del hogar y la familia. Esto permitiría a las mujeres tener más tiempo para participar en la fuerza laboral remunerada y desarrollar su potencial profesional.
  • Implementar políticas públicas de apoyo: Los gobiernos pueden implementar políticas públicas que apoyen a las mujeres cuidadoras, como la creación de guarderías asequibles, servicios de atención a domicilio y programas de capacitación laboral.
  • Visibilizar el trabajo de cuidado: Es importante visibilizar el trabajo de cuidado no remunerado y sensibilizar a la sociedad sobre su valor. Esto se puede lograr a través de campañas de información y educación.

El reconocimiento y la valorización del trabajo de cuidado no remunerado que realizan las mujeres son esenciales para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria. Al reducir la carga de trabajo de cuidado que recae sobre las mujeres, se puede contribuir a su empoderamiento económico y social, y al mismo tiempo fortalecer la economía y el bienestar de las familias y las comunidades.