Durante años, la educación financiera básica nos ha repetido una regla sagrada: evita las deudas a toda costa. Y, si las tienes, liquídalas lo antes posible. Pero cuando damos el siguiente paso en el camino financiero, esa misma regla empieza a quedarse corta. Pagar deudas “baratas” de forma agresiva puede convertirse en un error estratégico.
¿La razón? No toda deuda es mala.
¿Qué es una deuda barata?
Hablamos de deuda barata cuando tiene una tasa de interés fija, baja, predecible, y preferentemente asociada a un activo de largo plazo. El mejor ejemplo: los créditos hipotecarios. En México, hay hipotecas con tasas fijas de entre 7% y 10%. Si tu inversión genera más que eso (por ejemplo, un 12% o 15%), entonces ¿por qué pagar antes algo que te cuesta menos de lo que puedes ganar?
Pagarla anticipadamente no siempre mejora tu salud financiera, y muchas veces reduce tu liquidez y limita tus oportunidades.
El costo de la obsesión por estar “libre de deuda”
La idea de no deberle nada a nadie suena romántica. Pero si pagar esa hipoteca te deja sin capital para invertir, emprender o aprovechar una oportunidad financiera más rentable, el costo de esa “tranquilidad” puede ser muy alto.
Por ejemplo:
Si decides usar un bono o ahorro para abonar a tu hipoteca (con una tasa del 8%), en lugar de ponerlo en un fondo bien diversificado que rinde un 12% anual, estás perdiendo ese diferencial del 4% cada año. En el largo plazo, eso es mucho dinero.
La deuda estratégica: apalancamiento con inteligencia
Cuando sabes usar la deuda, puedes convertirla en una herramienta de crecimiento. Ese es el principio del apalancamiento: usar capital a bajo costo para financiar decisiones que generan mayor valor.
No es algo que deba hacerse a la ligera. Pero cuando tienes educación financiera, una estructura sólida y un plan de inversión claro, puedes apalancarte de manera estratégica. No se trata de endeudarte sin control, sino de aprovechar el crédito cuando el costo es menor al rendimiento que puedes lograr.
¿Entonces nunca pago antes?
No es blanco o negro. Si tienes una deuda cara (como tarjetas de crédito con 60% de interés), págala lo antes posible. Pero si tu deuda es barata, fija y manejable, evalúa antes de adelantar pagos. Pregúntate:
- ¿Tengo un fondo de emergencia sólido?
- ¿Tengo acceso a instrumentos de inversión que superen esa tasa?
- ¿Me conviene más liquidez que disminuir deuda barata?
La respuesta puede cambiar tu estrategia.
La libertad también se construye con estrategia
Tener deuda no es sinónimo de estar mal. Tener deuda mal manejada, sí lo es. Aprender a distinguir entre deuda tóxica y deuda estratégica es un paso crucial hacia unas finanzas personales avanzadas.
Porque en este nivel, el objetivo no es solo “estar libre de deudas”. Es ser libre con inteligencia.