Un seguro de gastos médicos no es para cuando te enfermes, es para cuando no quieras vender todo
“La mayor riqueza es vivir con tranquilidad.”
— Epicuro
En un mundo donde todo parece tener un precio, la salud se convierte en el bien más valioso e incierto. Sin embargo, la mayoría de las personas siguen viendo el seguro de gastos médicos como un gasto, no como una herramienta de libertad. Como si fuera un lujo. Como si la enfermedad fuera una opción remota, y no una posibilidad tan humana como respirar.
Tener un seguro de gastos médicos no es un acto de paranoia, es un acto de responsabilidad lúcida.
No se trata de enfermarse o no, sino de qué pasará si un día te toca —y te toca sin dinero en la cuenta, sin trabajo, o con hijos que dependen de ti. ¿Qué estás dispuesto a vender para pagar una operación de emergencia? ¿Tu coche? ¿Tu casa? ¿Tu tiempo de vida para endeudarte por años? ¿Tienes esos recursos?
El seguro no es para la enfermedad, es para proteger tu presente
Tener un seguro es decirle al futuro: puedo cuidar de mí sin destruir todo lo que he construido. Es preservar la paz mental, el equilibrio familiar y la dignidad financiera. Es evitar tomar decisiones médicas con el miedo como consejero.
Porque cuando llega una crisis de salud sin seguro, no se trata solo del dolor físico. Se trata de ver cómo tus ahorros desaparecen, cómo tu proyecto de vida se desvanece en facturas médicas, cómo el esfuerzo de años se convierte en un pago más a meses sin intereses.
Una filosofía del cuidado
Epicuro hablaba de la ataraxia, esa tranquilidad del alma que proviene de eliminar el miedo. En términos modernos, esa tranquilidad se llama previsión. Se llama planeación. Se llama seguro.
Tener un seguro de gastos médicos es una declaración interna:
“No voy a permitir que el azar defina mi destino financiero.”
No es una póliza. Es una decisión ética. Quizá el seguro de gastos médicos no se use nunca. Ojalá. Pero si un día lo necesitas, será el salvavidas más barato y más sabio que hayas comprado.
Porque no se trata solo de cubrir gastos. Se trata de no tener que venderlo todo cuando más vulnerable estás.