• Una deuda en dólares e ingresos en moneda local son el peor escenario para una empresa que no haya cubierto adecuadamente sus riesgos cambiarios
  • Si los bancos centrales de la región suben las tasas de interés más de la cuenta para tratar de frenar la inflación, pueden generar una recesión de grandes proporciones en los países de la región

El aumento del costo de vida, el incremento de la demanda y la limitación de la oferta son algunos de los efectos que ha dejado la pandemia a escala mundial, que se suman a la crisis derivada del impacto económico y social de la guerra de Ucrania.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), «los países de la región se encuentran ante una desaceleración de la actividad económica, una lenta y desigual recuperación de los mercados laborales y una mayor presión inflacionaria». Esto conlleva el aumento de los niveles de pobreza e inseguridad alimentaria.

Para el experto Jorge Mario Uribe Gil, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), los cambios económicos que se han visto en la región se deben principalmente al cambio de las condiciones monetarias en Estados Unidos. «En particular, la preocupación por las presiones inflacionarias ha llevado recientemente a la Reserva Federal de Estados Unidos y al Banco Central Europeo a cambiar las posturas monetarias laxas de las últimas décadas», resalta.

Según el profesor Uribe, al subir las tasas de interés de referencia en Estados Unidos, muchos de los capitales que buscaban mayores rendimientos en América Latina regresan a este país debido a la alta rentabilidad y a la disminución del riesgo. Esto, a su vez, conlleva que los inversionistas internacionales liquiden sus posiciones en moneda local, lo que genera depreciaciones en toda la región e incluso a escala mundial.

Por otra parte, al alto costo de los bienes importados —que se traducen en el efecto inflacionario que tiene esta misma depreciación— se le suman las presiones inflacionarias globales. Dichas presiones provienen del incremento de los precios de materias primas energéticas —como el gas natural y los productos agrícolas—, debido a la guerra de Ucrania, y de las interrupciones en las cadenas globales de producción y de suministros, debido en parte a las políticas implementadas para responder a la emergencia sanitaria de la COVID-19.

«Los países mejor librados en términos de inflación son los que están dolarizados, porque por construcción no enfrentan el componente externo que contribuye a la inflación. También hay diferencias marcadas por factores como el nivel de deuda externa de cada país, su estabilidad política, las reglas de inversión extranjera, etcétera. En el panorama general, aún es muy pronto para hablar de claros ganadores en la región», indica el profesor Uribe.

Frente a esto, el hecho de que Ecuador tenga una economía dolarizada puede representar un pequeño beneficio, puesto que en situaciones como la actual el gobierno no debe preocuparse por los efectos de la depreciación de una moneda local.

Un escenario de depreciación de las monedas locales representa una facilidad para el sector empresarial, que puede competir en precios con empresas del exterior. «No obstante, debido a la gran dependencia de exportación de materias primas en la región, esta es una bendición incierta, ya que los precios de los commodities (que actualmente están altos) pueden revertirse y caer de tal forma que se evaporen estos mayores ingresos por incrementos en el volumen de exportación», asegura el profesor.

Recesión económica: ¿cierto o no?

El profesor considera que el mundo no vive aún una recesión económica. Sin embargo, no descarta que se pueda dar una, ya que, si los bancos centrales de Estados Unidos y Europa sobrerreaccionan ante la inflación, pueden inducirla. No obstante, indica que «también existe el riesgo de que no hagan lo suficiente para frenar la inflación y esta termine consumiendo los salarios reales de los trabajadores, lo cual es otra forma de sufrimiento que no necesariamente se asocia a un mayor desempleo». Ante esto, recomienda mantener un balance óptimo de la inflación a través de políticas públicas que no afecten a los trabajadores.

El enfoque macroeconómico se encarga de estudiar los indicadores globales de la economía mediante el análisis de variables como el comportamiento general de los precios, el monto total de bienes y servicios producidos, el nivel de empleo y el tipo de cambio, entre otros factores. De acuerdo con esto, la economía global es una red compleja de conexiones que puede verse afectada por cualquier situación ya mencionada. Por ejemplo, la interrupción de las cadenas productivas durante la pandemia provocó la disminución de bienes en circulación, que subieron de precio.

¿América Latina puede verse afectada en mayor medida ante una recesión económica? ¿Por qué?

Ante esta pregunta, el profesor de la UOC afirma que «puede verse afectada en mayor medida por su dependencia de fuentes de financiamiento externas». «Sus niveles de endeudamiento son muy elevados y, si bien mucha de esta deuda es en moneda local (lo cual es bueno en este caso), otra parte está atada al precio del dólar o de otras monedas fuertes. Los niveles de deuda del sector privado (y público) en Latinoamérica ya eran una fuente de preocupación desde antes de la pandemia, y empeoraron durante la crisis sanitaria. Por eso, una recesión global y la consiguiente reducción en estos fondos internacionales que buscan refugio en Estados Unidos pueden afectar especialmente a la región», añade el experto.

Para finalizar, y teniendo en cuenta el contexto político de América Latina, es importante mencionar que los cambios de gobierno siempre generan incertidumbre, independientemente de la corriente ideológica. Esto se acentúa cuando se da un cambio de vertiente, es decir, cuando hay un paso de derecha a izquierda o viceversa. Ante esto, el profesor afirma que «un gobierno de derechas no es sinónimo de garantías institucionales o estabilidad». «Esto es una falacia que se ha tratado de vender recientemente. De hecho, tal y como nos muestra la historia reciente de Colombia, Reino Unido o Estados Unidos, puede ser todo lo contrario: un gobierno de derechas también puede llevar a la desinstitucionalización, a la pérdida de la confianza para la inversión y al deterioro de las condiciones económicas de cualquier nación», concluye Uribe.