La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros nos recuerda 6 motivos por los que adquirir un seguro beneficia tus finanzas.
Es una inversión
Seguramente en más de una ocasión has escuchado la afirmación de que cuando contratas un seguro no estás haciendo un gasto, sino una inversión. ¿Qué significa esto? Primero tenemos que entender qué es una inversión: es cuando tú pones esfuerzo y/o dinero en algo con el propósito de obtener un beneficio mayor a futuro.
Así que quizá por eso a mucha gente le parece que contratar un seguro es un gasto, porque no ven un beneficio tangible inmediato. Pero déjanos aclararte que el beneficio es a futuro: protegerte de una catástrofe financiera durante un siniestro, un robo, una enfermedad, un sismo… todos los eventos para los que te protege el seguro.
Es muy simple: hoy pagas tu prima para que mañana no tengas que desembolsar un dineral. La prima solo será una pequeña cantidad comparada con lo que tendrías que pagar por un daño, evento catastrófico o emergencia completos.
Te da estabilidad financiera
Una gran ventaja que surge de no tener que desembolsar enormes cantidades de dinero cada que ocurre una adversidad es que no vives presa de la incertidumbre, de la preocupación ni de los vaivenes económicos.
Porque seamos honestos: nadie se salva de los riesgos y siempre están presentes. Y muchas veces ocurre en nuestra peor etapa económica, así que la desventura no solo nos sale caro, sino que nos deja con los bolsillos rotos.
Contratar uno o varios seguros que tengan cubiertos esos eventos inesperados te permite dejar de hacer malabares con tu dinero cada vez que algo ocurra. Eso que se conoce como estabilidad financiera.
Evita que te endeudes
Justo un seguro te cae como bálsamo en los peores momentos. Si no cuentas con seguro y ocurre un evento inesperado, ¿a quién recurres si tu bolsillo está roto? Exacto: al banco. Y aunque los préstamos bancarios son salvavidas en los momentos más difíciles, si lo pones en perspectiva de largo plazo no siempre es lo mejor, porque quedas con una deuda de la que probablemente saldrás en años y que a la larga va disminuyendo tu capacidad financiera: te deja con menos dinero para gastar, para ahorrar, etc.
Aquí los seguros entran como salvavidas antes de que incluso se vislumbre la catástrofe. Por eso son mecanismos de prevención. Y por eso son una excelente opción que evitan que necesites una deuda.
Te permite ahorrar
Uno de los efectos más positivos de lograr estabilidad financiera mediante los seguros es que puedes permitirte ahorrar. Y eso es una excelente noticia si ahorrar no es algo que haces muy a menudo, ya sea porque no tienes el hábito o porque no puedes permitírtelo con facilidad.
Pero incluso si ya tienes el hábito y los haces con frecuencia, los seguros te pueden permitir ahorrar más y diversificar ese ahorro para distintos objetivos a corto, mediano y largo plazo.
Mantiene y hasta mejora tu estilo de vida
Si con uno o varios seguros puedes tener más autonomía financiera y no estar a merced del desastre y el desembolso, claramente tienes mayor capacidad económica y puedes tener mejor control de en qué gastas. Si ya tienes tu propia familia, o incluso si vives solo, una buena manera de hacer uso de esa capacidad y libertad financiera es saber que gastas tu dinero para darte una vida mejor.
Te lo ponemos claro con un ejemplo: si tuvieras un seguro de auto, en lugar de andar pagando mucho dinero reponiendo tu coche que fue declarado pérdida total, el gasto corre por cuenta del seguro, tú solo aportas el deducible. ¡Genial! Ahora ese dinero que ibas a gastar lo puedes destinar en otras cosas que te ayuden a elevar tu calidad de vida: ¿qué tal un comprar un auto adicional? ¿O qué te parece empezar un negocio? ¿O si mejor pagas el enganche de tu depa en una mejor zona? Tú decides cuánto quieres mejorar tu calidad de vida tomando en cuenta tu capacidad financiera.
Evita que heredes deudas
En párrafos anteriores te explicábamos cómo un seguro evita que tengas deudas porque el seguro termina corriendo con gran parte de los gastos y no te deja solo con el problema. Sin embargo, sabemos que hay un tipo de deuda que a veces es inevitable y muy necesaria en la vida para adquirir una vivienda: la hipoteca.
Resulta que si tú adquieres una hipoteca y falleces antes de pagarla completa, heredas esa deuda. Y si esa persona que la hereda –por lo general, de tu familia– no puede pagarla, el banco o entidad financiera que te dio la hipoteca se queda con la casa o departamento.
Por suerte, un seguro de vida es una excelente opción para estos casos, y muchas veces las entidades financieras que ofrecen hipotecas ya te la venden en un combo con seguro de vida. Así, es la aseguradora la que asume el riesgo de tu posible fallecimiento y quien paga el resto de la hipoteca, y no uno de tus familiares.