Desde el punto de vista más objetivo, tú vida sí tiene un “precio”, o digamos un valor, equivalente a lo que dejas de producir si mueres o quedas inválido para seguir generando ingresos y bienes para ti y tu familia.

Vivir es increíble dice el slogan de una aseguradora, pero en realidad qué tan en serio nos tomamos este “gusto” por la vida y qué tan dispuestos hemos estado para protegerla a través de un seguro.  Por ejemplo, ¿tú ya cuentas con un seguro de vida?

El seguro de vida debería adquirirse desde el momento del nacimiento, o al menos el primero que deberías comprar en cuanto tengas la posibilidad, pero muchos primero aseguran su auto y quizá algún día tendrán un seguro de vida (casi siempre se piensa en él hasta el final, o cuando ya se tienen hijos).

Si carecemos de dependientes económicos es más extraño aún que pensemos en un seguro de vida, pues a quién le quedaría el dinero; sin embargo, el seguro de vida también puede cubrir la invalidez, condición que suele ser más cara que la propia muerte, y aunque hay aseguradoras que lo comercializan de forma independiente, lo mejor es comprarlo como parte de un seguro de vida.

¿Qué puede cubrir un seguro de vida?

Muerte prematura (cuando ésta genera problemas económicos) y la sobrevivencia (al tener que depender de los demás porque ya no se puede ser productivo).

Los planes más tradicionales son:

Temporal: es el plan más económico y su única finalidad es la protección por fallecimiento. Se contrata con un vencimiento establecido, a determinado número de años o al cumplir cierta edad.

Puedes contratar por ejemplo a uno, diez o veinte años; o también uno que cubra hasta que cumplas 65 años.

Vitalicio: es considerado como ordinario de vida o vida eterna, y te da protección hasta los 99 años de edad. Si continúas con vida después de esa edad, podrás recibir la suma asegurada.

Dotal: estrictamente, este seguro cubre sólo en caso de sobrevivencia, es decir, si falleces a tus beneficiarios sólo les pagarán los valores garantizados pero no la suma asegurada; es una dote, de ahí el nombre. Como esto es poco atractivo para la inmensa mayoría de personas, los planes dotales que se comercializan incluyen un seguro temporal para cubrir el fallecimiento.

Así al comprar un seguro dotal tienes la garantía de pago en un plazo determinado, que en promedio es de 20 años (dotal 20).

A diferencia del ordinario de vida, en que debes llegar a los 99 años de edad. Este seguro es más costoso que el ordinario de vida y mucho más que el temporal, puesto que es una forma de inversión obligada con protección.

¿Cómo considerar si tu seguro te cubre suficientemente?

Aunque cada caso es distinto, puedes considerarte bien asegurado si tienes al menos 120 veces tu gasto familiar mensual (no tu ingreso) como suma asegurada contratada. No obstante, si no puedes pagar la prima correspondiente, asegúrate aunque sea por una cantidad menor o en un plan que se ajuste a tu presupuesto. Puede ser un plan temporal de un año, mientras estabilizas tus finanzas, pero cuando termine la cobertura de los 12 meses deberás contratar otro.

Seguro de descuento por nómina

Y aprovechando este tema, te recordamos la opción de la que hablamos ayer en el programa de radio. El seguro de descuento por nómina. Una alternativa en la que el costo se descuenta directamente de tu salario y que te permite gozar de la más amplia protección sin tener que realizar fuertes desembolsos.


Conociendo algunos de los seguros de vida que existen en el mercado, ahora debes hacer un comparativo con las diferentes aseguradoras, recordando que cada una maneja diferentes montos, tarifas bajas o tarifas altas y nombres de seguros, así como coberturas y beneficios.