Cuando se pretende un plan de finanzas personales en el que hay que contemplar el pago de deudas, pero también hay una intención de invertir, se tiende a considerar el reparto de ingresos también en estos rubros. Sin embargo, hay quienes pueden considerar que la prioridad es pagar la deuda y “ya vendrán tiempos” para invertir.

Habrá también quien diga que la deuda se puede pagar con la renta de las inversiones, o que sería “prudente” aprovechar las condiciones del mercado para invertir. Incluso en temporada como el reparto de utilidades (para quienes aún tienen ese beneficios) o el aguinaldo, u otro ingreso extraordinario, se pregunta que va primero: la deuda o la inversión.

En un mundo ideal, tu deuda no debería rebasar el 30% de tus ingresos y con ello podrías también reservar un excedente para la inversión. Pero en caso de muchas familias mexicanas esto no es así, por lo que debe hacerse un plan de pago de deudas de la más cara (la que cobra más intereses y comisiones) a la menos cara. Es decir, pagar primero aquellas deudas que soporten un interés más elevado y luego las que menor interés tenga aplicado.

No obstante, esto no tiene por qué ser siempre así. Aunque tenga cierto endeudamiento, puede que le beneficie invertir ese excedente en un producto, ya que, la rentabilidad que le ofrece dicha inversión puede ser mayor que el ahorro generado por pagar la deuda.

Aunque también hay que contemplar que debemos hacer lo que mayores beneficios y rendimientos nos ofrezca, por ello podemos contemplar dos opciones.

  • Cuando los tipos de interés de las deudas sean altos, es conveniente pagar las deudas adquiridas. Más prioridad tendrá el pago de deudas si el panorama hacia la inversión no es muy bueno. Por ello, es aconsejable pagar primero las deudas de mayor tipo de interés y, posteriormente, las que menos carga te supongan. Asimismo, difícilmente podrá encontrar un producto que le genere, o al menos en no mucho tiempo, lo equivalente a un tipo de interés anual elevado que te permita pagar a tiempo la deuda.
  • Cuando los tipos de interés de la deuda son bajos, lo mejor será invertir el excedente monetario que posee. ¿Por qué? No está comprometiendo sus recursos tanto como si fuera una deuda con intereses muy altos y, además, si consigue una buena oportunidad de inversión, puede que salga muy beneficiado.

No obstante, todo dependerá de la situación personal de cada deudor.