El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) celebró su cuarto aniversario el pasado 1 de julio. Este acuerdo mantiene el marco regulatorio para la relación comercial entre los tres países y está a dos años de su primera revisión, en julio de 2026, cuando los países decidirán si extienden la vigencia por seis años más, o si realizan revisiones anuales hasta 2036.

En un reciente análisis, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el Wilson Center señalaron que uno de los aspectos clave para una revisión exitosa es la resolución de controversias en sectores como el energético. EU argumenta que las políticas mexicanas favorecen a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex) en detrimento de empresas estadounidenses y canadienses. Las controversias incluyen una reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, retrasos en permisos para empresas privadas y el uso del servicio de transporte de gas natural. A la par, Canadá también ha iniciado un proceso similar contra México.

De cara a mantener la estabilidad del marco regulatorio del Tratado, la resolución de disputas y el fortalecimiento del sector energético de México -para dar certidumbre a sus socios comerciales- son esenciales. De acuerdo con Manuel Ahumada, Socio Director de Enlight, empresa mexicana especializada en la integración de soluciones energéticas renovables, indica que las microrredes y el almacenamiento de energía se perfilan como soluciones innovadoras para aumentar la resiliencia y estabilidad del sistema eléctrico con el objetivo de apoyar el desarrollo de las industrias y empresas que, como parte del nearshoring, están reubicándose dentro de México.

En un contexto de cambios gubernamentales en México y elecciones en EU, a medida que se acerca la revisión del T-MEC, será fundamental coordinar las políticas públicas entre los tres países para garantizar los beneficios del tratado. El Consejo Mexicano de la Energía (Comener) destaca que el T-MEC ha permitido a México alcanzar cifras récord en comercio internacional y atracción de Inversión Extranjera Directa (IED), gracias al nearshoring, que podría superar, según estimaciones de la Cámara de Comercio Internacional, los 40 mil millones de dólares en 2024.

Para el Comener es crucial el cumplimiento de México en protección de inversiones, regulación de empresas estatales y acceso al mercado para fortalecer la cooperación regional y atraer inversión y tecnología al sector energético. Para la American Society de EU, el sector energético estadounidense busca cómo apoyar a la CFE para que se genere más energía en el contexto de la relocalización y se eviten apagones como los sucedidos durante las últimas olas de calor en México. Además, la inversión pública y privada es clave para el desarrollo regional y la provisión de energéticos de calidad. En este sentido, los biocombustibles y el hidrógeno verde son esenciales para la Agenda 2030, la transición energética y el fortalecimiento de la seguridad energética de México.

La American Chamber of Commerce México (AmCham) sugiere que los sistemas de almacenamiento de energía con baterías pueden optimizar los recursos energéticos y facilitar la integración de energías intermitentes. Enlight, como miembro de dicha cámara es un participante activo en su comité de energía, respalda la postura de este organismo, el cual ha subrayado la necesidad de que México aproveche el momento de oportunidad que representa el nearshoring y, a su vez, atienda, con fuentes de energías renovables, la creciente demanda eléctrica que este mismo fenómeno ha traído.

Ante esto Ahumada añade: “sistemas como las microrredes son esenciales para el crecimiento de las empresas en México en el contexto del nearshoring, pues proporcionan un suministro energético confiable y sostenible, al tiempo que reducen costos y aumentan la resiliencia operativa. Además, ayudan a cumplir objetivos ambientales, fomentan la innovación tecnológica y permiten una mayor independencia energética. Esto indiscutiblemente atrae inversiones, mejora la competitividad y facilita el crecimiento económico del país”.

El T-MEC crea un ambiente perfecto para la cooperación energética y la inversión en energías renovables entre los tres países, con el fin de adoptar infraestructuras energéticas más eficientes y menos contaminantes que los combustibles fósiles. México cuenta con un enorme potencial en energías renovables, como la solar, que pueden ser aprovechadas para avanzar de manera significativa en su transición energética y, al mismo tiempo, beneficiar a diversos sectores de la economía. Las acciones de los socios del Tratado en pro de la transición energética son indispensables para enfrentar el cambio climático y atraer inversiones en nuevas tecnologías.

Ahumada concluye que “la inversión en nuevas tecnologías y proyectos de energías limpias es crucial para mantener el crecimiento y alcanzar los objetivos de reducción de emisiones. La generación distribuida, que permite a los consumidores producir su propia electricidad y vender el excedente, puede desempeñar un papel fundamental en la democratización de la energía y en la reducción de la dependencia de combustibles fósiles”.