Por: Courtney McColgan, CEO de Runa
La innovación y crecimiento es el foco que más empresas están adoptando hoy en día. Cambios en las estructuras, liderazgos y formas de dirigir a las que estábamos acostumbrados, han dado paso a una mejor gestión de talento que ayuda a formar equipos que lleven a las organizaciones a lograr los objetivos tanto de negocio como de impacto positivo.
A pesar de que se han logrado avances reales, aún tenemos que trabajar contra el “techo de cristal”, que por décadas limitó no sólo el desarrollo laboral del 50% de la población mundial, también afectó a las propias empresas- de cualquier tamaño- al eliminar la posibilidad de nutrir la diversidad de puntos de vista y la complementariedad de opiniones, que se traducen en una toma de decisiones mejor informada.
De hecho, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), si los países de América Latina aumentan la participación laboral femenina, el PIB per cápita puede aumentar hasta un 10%.
La desigualdad de género aún tiene retos que atender. De acuerdo a un estudio realizado por la Asociación para la Inversión de Capital Privado en América Latina (LAVCA), países como México y Brasil concentran el 62% de las startups de la región, aunque sólo el 23% ha alcanzado la igualdad de género.
Hace apenas una década era improbable encontrar historias donde startups mexicanas, -como Runa- pudieran contar con un equipo de más de 100 personas, provenientes de México, Estados Unidos, Perú, Chile, Venezuela, Brasil, Colombia, India, Francia, donde la edad promedio es de 26 años y de los ocho puestos directivos, seis son ocupados por mujeres.
Sin duda, estamos ante una oportunidad de dejar atrás las brechas de género en la cultura laboral, apoyar las iniciativas para acercar a las niñas y adolescentes a las ciencias, matemáticas y tecnología; impulsar el liderazgo de las mujeres.
Ahora más que nunca, las empresas deben tomar medidas y acciones a favor de una mejor gestión de recursos humanos, para que ningún techo de cristal afecte a su talento.