La inclusión financiera se refiere al acceso que las personas pueden tener al sistema financiero formal, así como al uso adecuado de productos y servicios financieros como lo es el ahorro, el crédito, los seguros y las cuentas de ahorro para el retiro, entre otros.
La Inclusión Financiera propicia un mejor manejo de los recursos y acceso a productos y servicios financieros; una más pronta recuperación ante situaciones de inestabilidad de la economía, así como la inclusión social de los individuos; de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) y de otro tipo de organizaciones.
De acuerdo con la CNBV, la inclusión financiera es necesaria porque propicia una menor pobreza y desigualdad y un mayor crecimiento económico. El acceso al crédito permite que los individuos y hogares adquieran patrimonio —como una casa o un vehículo—, bienes duraderos; que emprendan alguna actividad productiva que genere ingresos; que estén financieramente protegidos ante emergencias o imprevistos, y que cuenten con los recursos suficientes para vivir tranquilos durante su jubilación. Además, en el caso de las empresas, las acerca a mejores posibilidades de crecimiento al permitirles comprar maquinaria, invertir en inventario y mejorar sus instalaciones, entre otros beneficios.
Un individuo será incluido financieramente cuando tenga acceso a un servicio financiero formal (de instituciones reguladas) de manera transparente (protección al consumidor), a la vez que tenga la posibilidad de adquirir la habilidad de seleccionar los productos y los servicios que más le convengan. La Inclusión Financiera es un importante mecanismo que permite incrementar el bienestar de la población, al poder desplazar los flujos de ingreso y consumo por medio del ahorro y el crédito, así como la acumulación de activos y la creación de un fondo para la vejez.
No obstante a esta situación, 54 millones de personas de 18 a 70 años (68%) tienen al menos un producto financiero, lo que representa sólo 2 millones más de personas con respecto a 2015, es decir un incremento de 2 millones en tres años. Sólo el 47 por ciento de los adultos en México tienen una cuenta en un banco o institución financiera. (Tercera Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018).
La vulnerabilidad de las personas que no tienen acceso al mercado financiero formal es amplia, y se observa es que se debe incrementar la inclusión financiera. Cabe señalar que la falta de inclusión financiera se atribuye a distintos factores, entre otros, los relacionados con la demanda y oferta de servicios financieros.
Una mayor inclusión financiera es de interés para todos los agentes que se desempeñan en el sector financiero. Pero para alcanzar este fin, es necesario que los intermediarios públicos, privados y sociales se den a la tarea de proporcionar las bases de Educación Financiera para que los usuarios busquen y utilicen acertadamente los productos y servicios que les resulten más convenientes.
Podemos decir que las políticas y programas de inclusión financiera giran en torno a cuatro pilares:
- El acceso al sistema financiero
- El uso de productos y servicios financieros
- La Educación Financiera
- La protección al usuario de servicios financieros
Estos cuatro pilares se sustentan en datos precisos, objetivos y oportunos, para lograr los resultados esperados. Esto implica que debe existir una adecuada medición para, en una primera instancia, tener un diagnóstico inicial y posteriormente evaluar el impacto de las acciones emprendidas y, en su caso, hacer los cambios necesarios y lograr el objeto de dichas acciones.
La educación es un elemento clave para la inclusión financiera, que permite hacer un uso eficiente y consciente de los productos y servicios financieros. Cuando las personas tienen acceso al Sistema Financiero tienen mayores oportunidades de escoger las opciones que favorezcan su desarrollo, como invertir en su educación, en un negocio, en su salud o ahorrar para su retiro.
Tanto la Educación Financiera, como la Inclusión Financiera, son un fuerte soporte del proceso de bancarización. El término bancarización es utilizado con frecuencia para hacer referencia a la incorporación al sistema financiero de grupos de escasos recursos del sector informal de la economía, que tradicionalmente han sido desatendidos por la banca comercial.
Con información de Condusef