Notificaciones apócrifas para rastrear supuestas entregas de paquetes, códigos QR alterados, troyanos de acceso remoto y un sinfín de estrategias fraudulentas han tratado de empañar el avance hacia la digitalización. Para evitarlo, es necesario poner la seguridad de cada transacción en línea como el primero de nuestros propósitos de Año Nuevo.

“Los delincuentes están utilizando técnicas cada vez más sofisticadas de ingeniería social, aprovechándose del creciente volumen de información pública disponible, especialmente a través de redes sociales y el comercio electrónico” expuso César Castillo, ingeniero electrónico con más de 15 años de experiencia abordando incidentes y problemas de seguridad, analizando riesgos y elaborando estrategias de protección.

El también experto en soluciones de detección de fraude de Cobis Topaz, empresa tecnológica especializada en soluciones digitales del mundo financiero e integrante de Grupo Stefanini, señaló que, si bien estas acciones merman la confianza de los usuarios, se han mantenido en ascenso las transacciones digitales y el uso generalizado de métodos de pago electrónicos.

En ese sentido, no es de extrañar que existan estimaciones que vaticinan pérdidas superiores a los 40 mil millones de dólares por ciberdelitos para 2027 a nivel mundial; es decir, ocho mil mdd más que el año pasado. En la región, por ejemplo, Brasil y México son los blancos predilectos; mientras que, a nivel de canales digitales, César Castillo apuntó que la banca móvil es la más atacada, “incluso más que el internet banking”.

“De cara a esta realidad muy crítica, donde los retos actuales del fraude están ligados principalmente a la transformación digital, surge el término ‘protección de identidad digital’. Es un pilar y una prioridad empresarial para proteger, de manera preventiva, los canales digitales y transaccionales, así como la información de nuestros clientes, pero sin generar fricción para nuestros usuarios”, detalló.

Otro punto importante, indicó el experto, es la comprensión de los ataques y las metodologías principales para implementar las estrategias pertinentes. Por ejemplo, en Cobis Topaz “contamos con SecureJourney, una suite modular para enfrentar el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. Aunado a ello, permite mitigar todos estos ataques a través de la mejor tecnología disponible.

“En materia de prevención de fraudes, disponemos de un ecosistema de inteligencia conectado y colaborativo, con machine learning transaccional y biometría de autenticación basada en riesgo. Incluso, recientemente obtuvimos el sello iBeta en Autenticación Facial, al cumplir con el estándar PAD Nivel 1 (Detección de Ataques de Presentación) de la norma ISO/IEC 30107-3. Por eso, nos enorgullece decir que, con nuestras soluciones, se puede reducir el fraude en un 80%”, agregó.

La intención, mediante esos módulos, es activarlos según las necesidades de cada institución financiera. “De la mano de Stefanini Cyber, buscamos garantizar una seguridad total en todos los vectores de ataque a los que la industria se enfrenta, lo que hace posible tomar decisiones en tiempo real y calcular el nivel de riesgo, ya sea fijo o variable, tanto para usuarios como entidades, clientes o proveedores”.

Sin embargo, el ingrediente estrella sigue siendo la prevención, por eso, “tenemos un monitoreo para detectar transacciones anómalas, hacia países y personas de alto riesgo, cuentas fantasma, etcétera”. Aunado a ello, en 2025 se consolidarán los procesos de machine learning para detectar nuevos comportamientos anómalos.

Por último, César Castillo aseguró que la colaboración y cooperación ayudarán a redondear esta defensa preventiva. En el caso de la compañía latinoamericana, apela a un ecosistema donde cualquier intento de fraude es analizado por inteligencia artificial para alertar al resto y generar un control anticipado en beneficio de todos.