La infección de vías urinarias es un trastorno que se manifiesta con un proceso inflamatorio y es frecuente en la población pediátrica. El padecimiento está relacionado con la población adulta, pero los niños también son un grupo vulnerable.
Se calcula que es más usual en varones por no estar circuncidados; por la falta de control de esfínteres a esa edad; por la sudoración propia de los genitales, que se mezcla con residuos de orina, material fecal, acumulación de secreciones sebáceas y células muertas de la piel bajo el prepucio.
En las niñas, por la cercanía de la región anal en relación con la vagina; la escasa ingesta de agua y vegetales; aguantarse las ganas de ir al baño, entre otros factores.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), advierte que entre los síntomas de alerta para los padres de recién nacidos y lactantes destacan: fiebre sin causa evidente, falta de apetito, anorexia, expulsión involuntaria de orina por la noche, palidez, irritabilidad, náuseas y vómito ocasional.
Para niños en edad preescolar, escolar y adolescentes, las manifestaciones clínicas se localizan en el aparato urinario: dolor o dificultad al orinar, necesidad de orinar varias veces durante día y noche; orina fétida, turbia y con sangre, e inflamación inespecífica.
Está comprobado que entre 10 y 60 por ciento de menores de dos años presentarán cicatrices renales desde la primera infección de vías urinarias, y de no ser diagnosticados ni tratados correctamente, pueden ser los adultos jóvenes que desarrollen insuficiencia renal, de los cuales un gran porcentaje requerirá diálisis, hemodiálisis o trasplante renal.
Fuente: IMSS